La CDMX se hunde en su lago seco
25 June, 2021

Fuente: Teorema Ambiental
Por: Sebastián Serrano

Este año, una vez más, un periodo de sequía nos vuelve a recordar que en la Ciudad de México el recurso se está agotando. La cuenta regresiva del día cero sigue su marcha. Sin embargo, no se trata de que no tengamos fuentes disponibles, es más un problema de gestión, estamos agotando el pozo como si no tuviera fin. Llevamos siglos dándole la espalada a nuestra agua confiados de que siempre la podremos traer de otro lugar, cada vez más lejos.

La Ciudad de México, fue construida sobre 5 grandes lagos, que fueron secados para ganarle terreno al agua, ahora su principal fuente, 55% del suministro, son las reservas acuíferas que se almacenaron durante milenios. Sin embargo, hemos estado extrayendo sin control esta fuente, lo que está provocando el hundimiento de la mega urbe y que el agua subterránea se combine cada vez más con minerales, afectando su calidad.

Pero el principal problema para las décadas por venir es que se está regresando mucha menos agua de la que se extrae, hemos pavimentado los bosques y tierras que antes permitían absorber el agua y conducirla de forma natural para recargar acuífero ¿Qué sucede entonces cuando llueven esos mega torrentes? Corren por la ciudad y terminan generando inundaciones.

La máxima ironía de esta ciudad es que está rodeada de agua, existían 45 ríos que la alimentaban ¿Dónde quedaron? Mixcoac, Churubusco, Tacuba, Los Remedios, La Piedad ¿suena conocido? En época de lluvia casi todos esos ríos retoman su cauce. Sobre las avenidas fluye el agua que luego se expande en las calles de la traza urbana. El agua permanece estancada en las coladeras que o son insuficientes, o están llenas de basura y así se forman verdaderos lagos.

Recibimos lluvia abundante, 700 litros por metro cuadrado al año, durante 4 meses (de junio-septiembre) podríamos vivir prácticamente utilizando este recurso alternativo. Pero una vez más, lo tiramos literalmente por el caño: se va por los mega tubos del drenaje profundo, mezclada con aguas negra, para alimentar al río Tula “de la venganza”, de donde regresan hortalizas regadas con agua contaminada, para alimentar la ciudad.

Probablemente muchas personas se estarán preguntando ¿realmente nos falta agua? ¿Por qué seguimos haciendo las cosas tan mal?

¿Pero qué se está haciendo realmente?

La administración de la Ciudad de México ha intentado aplicar programas que promuevan la captación de agua de lluvia en casas, sobre todo en donde se carece de un suministro constante. Está bien, pero sigue siendo insuficiente, todas las grandes superficies: los edificios, centros comerciales, grandes desarrollos, industrias, siguen tirando el agua al drenaje. En 2019 se aprobó la “Ley Del Derecho Al Acceso, Disposición Y Saneamiento Del Agua de La Ciudad De México”, está ley exige que las todas las nuevas construcciones que tengan un área de captación superior a los 500 m² cosechen el agua de lluvia.

La autoridad responsable de garantizar que esto suceda es el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), que tiene una guía que se llama Sistema Alternativo, en teoría esto se debería estar aplicando desde el 2003, incluso está en el reglamento de construcción de la Ciudad de México, sin embargo, no se ha hecho bien. En resumen, los sistemas de captación de lluvia de las nuevas construcciones son tanques llenos de tierra a los cuales nadie les da mantenimiento y cuanto llueve fuerte, estos tanques sucios se llenan muy rápido ¿Qué hace el centro comercial o edificio? Más de una vez he visto edificios que mientras llueve sacan mangueras y por medio de una bomba, extraen el agua a la calle, resultado: Insurgentes inundando, Universidad inundando, Polanco Inundado y la lista sigue.

Ante esta situación, el Sacmex actualizó su Guía del Sistema Alternativo, basándose en la experiencia de manuales y técnicas internacionales. Se hizo una norma realmente de avanzada para que la Ciudad de México empiece a ser resiliente ante una realidad que la viene acorralando durante los últimos 50 años, el pozo se nos secó. Esta norma exige y da criterios claros de cómo aprovechar bien el agua de lluvia y las aguas tratadas, para remplazar en la medida de lo posible, el suministro de agua potable. La aplicación de estas ecotecnias podría representar un ahorro de hasta el 40% en las necesidades de agua, dándole un respiro a los acuíferos (incluso la norma promueve la recarga).

Sin embargo, la difusión de esta normativa ha sido muy escasa. El sector de la construcción lo ve como un requisito más, sin embargo, sin su aplicación es muy probable que en esta ciudad no se pueda seguir edificando, quién va a vivir sin agua. También va a seguir creciendo el malestar y los conflictos sociales por el suministro hídrico, más de una vez nos hemos tenido que enfrentar a protestas de vecinos que cierran avenidas principales (incluso Periférico) para quejarse porque llevan varias semanas sin suministros de agua.

El gobierno de la ciudad tiene el propósito, tiene la normativa, ahora falta la decisión para aplicarlo realmente. Vamos tarde para empezar a revertir el mal manejo del agua que hemos realizado durante generaciones.

Pero no sólo es la captación del agua de lluvia, también se requieren programas de recarga del acuífero a largo plazo. Desde hace varias décadas se han realizado proyectos aislados para llevar el agua de lluvia que escurre por las calles hacia el acuífero, por medio de pozos de infiltración. Sin embargo, no se ha realizado un tratamiento adecuado, tampoco se han realizado los mantenimientos debidos, estas experiencias aisladas quedaron tapadas por la basura arrastrada y el olvido. Se necesita un verdadero programa con una visión de por lo menos 50 años, que contemple sistemas de limpieza eficientes y esquemas de mantenimiento adecuado que aseguren su funcionamiento.

El agua que recibimos y la que tenemos, debemos aprovecharla las veces que sea necesario antes de contaminarla y tirarla. Existe la tecnología, la innovación y la visión para hacerlo. Si no invertimos desde ya en mantener nuestras reservas hídricas, con una visión amplia de más de 6 años, no va a haber Cutzamala que de abasto, ni pipas. La ciudad se seguirá hundiendo en su sobre explotación (cada año se hunde 4 cm en promedio en algunos lugares llega hasta los 4 metros) y finalmente va a ser inhabitable. No hay que ir hasta Ciudad del Cabo, México ya tiene experiencia de estos casos: Teotihuacan, las ciudades Mayas… Estamos a tiempo de actuar con decisión.

 

 
 

 

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