A partir de la segunda mitad del siglo XX, se ha dado un desarrollo urbano acelerado en todo el mundo. Según datos de la UNESCO, esta es la primera vez en la historia de la humanidad que la mayoría de la población mundial, 3.300 millones de personas, vive en ciudades.
El crecimiento urbano es más rápido en los países en desarrollo, donde las ciudades ganan un promedio de 5 millones de habitantes cada mes, en América Latina el 77% de la población es urbana y estas tasas siguen creciendo.
Aumento de la deforestación, por lo tanto disminución de la capacidad de respuesta natural: antes la vegetación interceptaba directamente la lluvia y ayudaba a la evapotranspiración y absorción del líquido que se infiltraba en el suelo. Además, la modificación de la topografía originaria está alterando las depresiones naturales en donde antes se almacenaba el agua pluvial.
El ciclo hidrológico se está viendo afectado por dos consecuencias del aumento de áreas construidas:
Incremento de las zonas impermeables: techos, pavimentos y suelos, evitan que el agua pueda ser absorbida por la tierra de forma natural, esto significa que menos agua se infiltra para recargar los acuíferos y a su vez provoca que más agua escurra por la superficie y a mayor velocidad, generando inundaciones y contaminando las reservas de agua debido a las basuras, aceites y sedimentos que arrastra.
Desarrollo Urbano + Infraestructura insuficiente = Inundaciones
A esta problemática se le suma que las ciudades están creciendo más rápido de lo que se tenía previsto, la expansión urbana ha rebasado por mucho la ejecución y el mantenimiento de una infraestructura pluvial que resulta insuficiente ante las necesidades actuales. Esta situación lleva a la saturación de los sistemas de alcantarillado provocando que aguas negras y pluviales se mezclen, colapsen las instalaciones y dejen como resultado las inundaciones que se repiten año tras año en las temporadas de lluvia.
La urbanización descontrolada en gran parte de ciudades de México está implicando que sean especialmente vulnerables a las inundaciones. En la mayoría de metrópolis, las corrientes de los ríos fueron canalizadas e incluso convertidas en calles o avenidas, en donde se vuelven a formar los cauces cuando empiezan las lluvias. El agua al pasar por estructuras impermeables escurre a mayor velocidad y ya no es absorbida por la tierra, razón por la cual, causa las tragedias que son noticia todos los años.
Cabe resaltar que el problema del agua de lluvia se ve multiplicado cuando se combina con las aguas negras. Esto se debe a que al planear nuestras ciudades, no se contempló la posibilidad de separar los drenajes de aguas negras de los de agua pluvial, lo que provoca que en las temporadas de lluvia el volumen de líquido que escurre exceda la capacidad de los drenajes y si además son obstruidas por la basura que arrastran, colapsan la infraestructura expulsado a borbotones la mezcla de aguas.
Otro problema que empeora esta situación es que se desarrollaron asentamientos humanos en zonas aledañas a los cuerpos de agua sin contar con una adecuada infraestructura de drenajes, trayendo consigo problemas de inundaciones cuando llueve en exceso y se desborda la corriente.
La gestión del agua de lluvia, un reto
Estas situaciones están provocando que sea cada vez más necesaria una gestión distinta del agua de lluvia y un cambio en el enfoque que se hace de la misma. Las administraciones de nuestras ciudades se han acostumbrado a deshacerse del recurso pluvial a toda costa para evitar inundaciones, sin embargo la infraestructura actual no estaba diseñada para desalojar el agua de los millones de habitantes que conforman nuestras urbes y es insuficiente para transportar el volumen de líquido que antes era absorbido por la vegetación pero que ahora escurre por las superficies asfaltadas.
A estas condiciones se le suma que las reservas de agua que alimentan a las ciudades no son eternas, sobre todo al ritmo de consumo y contaminación al que están siendo sometidas.
Este cúmulo de circunstancias implican un cambio en la percepción que se tiene del agua de lluvia, se debe pasar a un modelo que busque incentivar el manejo responsable y sustentable de este recurso, centrado más en su aprovechamiento que en su desalojo. Un paso fundamental para conseguirlo es fomentando la captación de agua de lluvia, y desarrollar programas que incentiven la recarga de acuíferos para ayudar a las ciudades a recuperar sus reservas abatidas. El Sistema Alternativo de la Ciudad de México, es un primer paso para crear una normativa clara y eficaz que promueva el aprovechamiento del agua de lluvia, sin embargo se requieren más aplicaciones similares a nivel federal. Que impliquen el aprovechamiento no sólo en el sector público, sino también el empresarial y en la población, por medio de incentivos que lo hagan viable.
Ciudad de México caso especial
A partir de mediados del siglo XX, México pasó de ser un país rural a uno urbano, tendencia que se ha ido en aumento en los últimos años. Esta situación se hace más evidente en la Zona Metropolitana del Valle de México, en donde viven 19.331.365 personas, casi el 20% de la población total del país. En cuestión de disponibilidad de agua, la ciudad tiene una presión hídrica del 132.3% ya que se consume más agua de la que se recarga.
Para hacerle frente a este problema el Distrito Federal cuenta con uno de los sistemas más complejos del mundo para traer agua, el Cutzamala, que cuenta con 7 presas que transportan aproximadamente 485 millones de m³ de agua anualmente, a una distancia de 127 kilómetros y venciendo un desnivel de 1.100 metros.
Sin embargo, este sistema significa tan sólo el 18% del abastecimiento para todos los usos de la Cuenca del Valle de México, calculado en 82 m³/s, que se complementa con el Sistema Lerma (6%), con ríos y manantiales (3%), sobre todo con la extracción de agua subterránea (73%). La mayoría del abasto de la zona metropolitana proviene del subsuelo. Por segundo se extraen 59.6 m³ de los acuíferos del Valle de México, casi el doble de lo que naturalmente se recarga en pozos que alcanzan incluso, los 400 a 500 metros de profundidad, lo que está ocasionando el hundimiento de la ciudad .
Es irónico que el Valle de México sufra problema de escasez de agua en su zona urbana a pesar de que recibe un promedio anual de 700 mm de agua de lluvia, 115mm más que Londres y 61mm más que Frankfut . Recurso que podría ser utilizado para el consumo de la población y la recargar de los acuíferos. Cada año caen en la zona metropolitana del valle de México, 743 litros por metro cuadrado, 1.1 billones de litros anuales que representan 340 litros diarios por habitante del DF. En la zona metropolitana potencialmente 55% del uso doméstico puede ser cubierto mediante la captura de agua pluvial, ahorrando al servicio público aproximadamente 110 litros por habitante.
Los cambios en los patrones del ciclo hidrológico que está trayendo el desarrollo urbano y que se están viendo agravados por el cambio climático, no pueden seguir siendo un problema para las grandes ciudades, todo lo contrario, deben ser una solución efectiva para sus problemas de abasto de líquido. Sin embargo, se necesita una posición más decidida por parte de las autoridades y de la sociedad civil. Aunque en las temporadas de lluvia el agua nos llegue hasta el cuello, año tras año, las reservas se agotan.
Aplicaciones de Captación de lluvia
Aprovechamiento del agua de lluvia en Deportivos de la CDMX: En este proyecto desarrollado por la SEDESO, se instalaron sistemas para tratar y recuperar el agua de lluvia en tres Deportivos de la de CDMX.
Aprovechamiento del agua de lluvia en edificios: Las nuevas edificaciones aprovechando el agua de lluvia proveniente de las cubiertas para reutilizarla en servicios como: sanitarios, torres de enfriamiento, limpieza de superficies, etc.
Casas de la cultura: se realizaron 13 proyectos en donde se instalaron sistema de tratamiento pluvial y potabilización del agua de lluvia como en edificios públicos.
Aplicaciones de Gestión de agua Tormenta
Centros comerciales: Los municipios están empezando a exigir a los nuevos desarrollos comerciales que manejen el agua de lluvia que generan en sus predios. Le den un tratamiento previo, la almacenen y la infiltren para recargar los acuíferos.
Mitigan inundaciones y aprovechan agua tormenta: En un camellón en el centro de Monterrey se instaló un tren de tratamiento para gestionar el agua de lluvia y reutilizarla en un sistema de riego por goteo.
Manejo de lluvia para evitar inundaciones: en una de las principales avenidas del sur de la Ciudad de México, se colocó una batería de pozos para conducir el agua de lluvia e infiltrarla con el fin de mitigar las inundaciones en el Anillo Periférico.