La Conagua se plantea como opción de suministro para el Valle de México traer de regreso el agua que contaminamos y tiramos al Valle del Mezquital, Hidalgo.
Plantean traer de vuelva las aguas residuales después de extraerlas de los acuíferos de la Cuenca de Tula. En la temporada de lluvia de 2011, 26 mil millones de litros de agua de lluvia que se precipitaron sobre la ciudad, se tiraron al drenaje profundo, en donde se mezclaron con las aguas negras. ¿No sería mejor evitar que esas aguas se contaminen y aprovecharlas o recargarlas directamente en el Valle de México?
Para nadie es un secreto que el Valle de México necesita encontrar suministros de agua alternativos a los que tiene en la actualidad. Debido a que año tras año el sistema Lerma Cutzamala pierde eficiencia, mientras que la sobre explotación de los acuíferos sigue en aumento, de los 1248 m³ que se extraen al año tan solo se recargan 279 m³.
Sin embargo, es incomprensible que se cree una obra como el Túnel Emisor Oriente para tirar el agua de lluvia de la cuidad, junto con el agua proveniente de las otras líneas del drenaje profundo, llevarlas por 166 Km hasta la mega planta de tratamiento de Atotonilco, tratar el agua, tirarla en el Valle del Mezquital… y luego traerla de vuelta.
Aún no logramos comprender, por qué en vez de llevar el agua hasta el Valle del Mezquital, no se aprovechan los escurrimientos pluviales para infiltrar en zonas del Distrito Federal en donde incluso existen los pozos, como en Iztapalapa o grietas naturales como en Tlalpan. Por otra parte, se podría llevar un programa bien monitoreado para infiltrar las aguas tratadas. Sin embargo, sorprende la falta de visión de los planes que se tienen, siempre trayendo el agua de otras cuencas, mientras que tiramos y contaminamos el agua que tenemos en el Valle de México. En una época en la que en la ciudad se habla de sustentabilidad, es insostenible que las soluciones que se plantean para ofrecer un suministro de agua sigan siendo las de hace 50 años. Falta bastante visión en la planeación y la acción, se habla de falta de presupuestos y se plantean mega obras que sobre pasan todos los costos posibles. Se requiere una nueva forma de ver y hacer las cosas y una visión que busque aprovechar los recursos hídricos que tenemos en la cuenca. El agua que estamos tirando, el agua que estamos contaminando, nos está empezando a hacer falta y vamos a tener que traerla de regreso.
Aparte de esta solución incoherente, también se plantean crear un nuevo sistema, que prosiga con el absurdo proceso de bombear agua de otras cuencas. No satisfechos con la poca eficiencia del Cutzamala, ahora la Conagua se plantea traer agua de la presa Necaxa, en Puebla; y del río Temascaltepec, en el Estado de México.
Ya existe el estudio Repensar la Cuenca que se plantea una nueva forma de hacer las cosas ¿porqué no se están aplicando soluciones de este tipo?
Traerán más agua al Valle de México
Fuente: Excelsior
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de agosto.- Para reducir la extracción de agua del subsuelo del Valle de México, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) planteó traerla desde la presa Necaxa, en Puebla; del Valle del Mezquital, en Hidalgo, y del río Temascaltepec, en el Estado de México.
El titular del organismo, José Luis Luege, anunció que unos 19 metros cúbicos por segundo de agua podrían ser trasladados a la cuenca de la Ciudad de México, con la condición de que se deje de extraer esa misma cantidad de líquido del subsuelo.
Luege adelantó que si se continúa con la extracción de agua de los mantos freáticos de la cuenca del Valle de México, los hundimientos del suelo harán a la ciudad más susceptible a inundaciones.
Los proyectos de ingeniería básica los realiza actualmente la Conagua, estarán concluidos antes de que termine la actual administración y deberá ser el próximo gobierno federal el que decida si se echan a andar o no.
“Son políticas de Estado (si se construyen los acueductos). Yo lo que afirmo, y lo voy a hacer con mucha fuerza en la transición, es que la situación en el Valle de México en materia de agua es crítica, crítica en serio, al grado que pone en riesgo la sustentabilidad y la vida de millones de personas.
“Los proyectos los hemos consensuado mucho con la Comisión de Aguas del Estado de México, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, colegios de ingenieros, diputados, senadores, Cámara de la Industria de la Construcción.
“Casi siempre el problema es la lana, y eso lo tenemos resuelto. Ahora les vamos a dejar el remedio y el trapito”, expuso Luege.
Especificó que la próxima administración recibirá carpetas con la “ingeniería básica”, de cada proyecto, listos para ser licitados.
Destacó que la ley permite actualmente esquemas de licitación a la iniciativa privada en la que el gobierno federal aporta 40 por ciento de los recursos del proyecto, y el resto es inversión de las empresas constructoras.
La adjudicación de la obra puede ser a plazos de entre 25 y 30 años, en los que la empresa recupera su inversión con el pago que los gobiernos realizan por el agua en bloque que es suministrada.
Una vez terminado el plazo establecido en la licitación, la infraestructura pasa a manos del gobierno federal.
Rafael Carmona, gerente de Coordinación Técnica de Proyectos del Valle de México, detalló que el plan más complejo sería el de la presa Necaxa.
Se trataría de bombear nueve metros cúbicos del líquido almacenado en la presa, en el norte de Puebla, que se encuentra a mil 250 metros sobre el nivel del mar y subirla hasta el Cerro Chiconautla, en Ecatepec, Estado de México, a dos mil 430 metros sobre el nivel del mar, y de ahí dejarla que baje hacia las zonas nororiente, oriente y suroriente del Valle de México.
Este acueducto tendría unos 140 kilómetros de longitud, expuso Carmona.
El segundo en importancia por volumen, sería el del Valle del Mezquital, y contemplaría la extracción de nueve metros cúbicos por segundo de la cuenca de Tula, mediante la perforación de 150 pozos.
En este caso, los mantos freáticos de la zona han recibido agua de desechos de la Ciudad de México desde hace un siglo.
El líquido tendría que ser sometido a un proceso de potabilización, antes de dirigirla también hacia el cerro Chiconautla.
“El agua no es potable. Esa agua entraría a un sistema de potabilización, es factible y es económico, por eso Tula es el proyecto más sencillo de realizarse”, puntualizó Luege.
En sus 80 kilómetros de longitud, este acueducto podría incluir derivaciones hacia Pachuca y Tizayuca, que se prevé crezcan en población en los próximos años.
La tercera fuente propuesta por la Conagua es la cuenca de Temascaltepec, e incluye la habilitación de un sistema de represas que derivan hacia la Presa Colorines.
Unos 4.5 metros cúbicos de agua sería dirigida de Colorines hacia la presa Valle de Bravo y de ahí se incluiría en el sistema Cutzamala.
Luege insistió en que estos proyectos deben complementarse con la modernización de la red de distribución del agua en el Valle de México, donde hasta 40 por ciento del líquido se pierde.
El titular de la Conagua insistió en que para que estos proyectos se concreten es necesario que haya un convenio entre Hidalgo, Estado de México y el Distrito Federal, para cerrar pozos conforme se recibe el suministro de cada uno de los caudales propuestos.
Cada uno de los proyectos tardará alrededor de 10 años en ser licitado, adjudicado, construirse y entrar en operación.