El gobierno de la Ciudad de México lanzó la campaña “No la riegues, cuida el agua” que busca hacer frente a los meses de secas (febrero a mayo) y tiene como meta un ahorro de agua de 2 mil litros por segundo.
El director de Sacmex, Rafael Carmona Paredes, explicó que entre febrero a mayo se dejan de recibir mil litros por segundo del sistema Lerma, ya que parte del agua que llega se utiliza para labores de riego en Estado de México y Michoacán, lo que implica una disminución en la aportación del líquido para la Ciudad.
Sin embargo, este sistema aporta tan solo 7% del suministro de agua. El principal suministro de agua de la Ciudad son los acuíferos que representan el 55% del abasto. Cómo también expreso la jefe de gobierno Claudia Sheinbaum, también es fundamental disminuir la sobreexplotación del acuífero en el oriente que es la zona en donde se presentan más hundimientos. Una de las principales acciones para frenar esta situación es la instalación de pozos de infiltración que permitan aprovechar el agua de lluvia para recargar los acuíferos a la vez que se mitigan las inundaciones en la Ciudad.
El principal enfoque de la campaña de la Ciudad es evitar el consumo de agua en usos no esenciales como riego de áreas verdes, limpieza de vehículos, lavado de banquetas, sobre todo en la zona poniente de la ciudad en donde se calcula que se realiza un consumo de 300 litros diarios por persona, el doble del normal estimulado por la ONU (150 litros). Se espera que, al reducir el consumo en el poniente de la ciudad, el sistema ofrezca un mejor flujo hacia la parte oriente en donde se presentan los mayores problemas de escasez.
Claudia Sheinbaum, ha situado en el centro de su administración el tema del agua y declaró que abordará desde dos perspectivas la solución al abasto para los habitantes: la primera se refiere a la atención de fugas, para lo cual se dispone de 75 brigadas encargadas de detectar éstas y se prevé duplicar ese número a principios de mayo próximo. Además, se tienen contemplada la sustitución de 211 kilómetros de tuberías con un costo de 1,600 millones de pesos. Para mejorar la distribución, se instalará un sistema integral de macromedición de agua potable para medir realmente dónde están las fugas.
Además, a finales de marzo se aprobó la Ley del Derecho a los Servicios Públicos de Agua, Drenaje y Tecnología Hídrica que declara: “Corresponde a la Sedema instalar sistemas de captación y reutilización de agua pluvial en edificios públicos, unidades habitacionales y colonias de la ciudad en donde no haya abastecimiento continuo o no exista la red de agua…”. También señala que el Sacmex revisará los proyectos de captación de lluvia. Este año se inició el programa de sistemas de captación en casa con la instalación de 10 mil sistemas en Iztapalapa y Xochimilco.
Sin embargo, también es importante implicar a los nuevos desarrollos, centros comerciales y edificios, para que se unan a esta campaña y capten el agua de lluvia a gran escala, así como a la industria; y en los casos en los que se pueda, que también se aproveche para infiltración. No podemos seguir dejando que el agua de lluvia se nos vaya al caño, mientras que se nos seca el acuífero, nuestro principal suministro de agua.
Mientras que la sociedad cada vez protesta más por la falta de agua y los vecinos están cada vez más preocupados por los efectos que puedan tener los mega desarrollos el suministro de agua (así como en la descarga de drenaje). Y el gobierno está empezando a buscar otras fuentes de abasto para traer agua de otras regiones del país, replicando el modelo poco sustentable y arriesgado de mega acueductos como el Sistema Cutzamala, se tiene estudiados: Estado México, Veracruz, Puebla o extraer el agua del acuífero del Valle del Mezquital en Hidalgo, que se ha recargado con las aguas negras sin tratamiento descargadas por la ciudad durante más de 100 años.
Quizá sería mejor multiplicar los esfuerzos para recargar el acuífero y así aprovechar los ríos de agua de lluvia que recibimos todos los años y que por no gestionar de forma adecuada terminan generando inundaciones. Padecemos por escasez cuando recibimos en abundancia.
