¿Están nuestras ciudades en México preparadas para este reto? Por lo que hemos visto durante esta temporada de lluvia está claro que no, así que se debe replantear el desarrollo Urbano dándole la prioridad que tiene a la gestión pluvial.
Por SOMINI SENGUPTA Fuente: New York Times
Lluvias torrenciales azotaron Japón en julio. Un aguacero en agosto inundó aldeas enteras en el sur de India. En septiembre, el huracán Florence desbordó presas y lagunas, lo que hizo que llegaran ceniza de carbón y estiércol de cerdo hasta las vías fluviales de Carolina del Norte. Al otro lado del planeta, un tifón arrasó en Filipinas y acabó con el principal cultivo de aquel país, el arroz.
Los climatólogos no saben dónde ni cuándo ocurrirá la siguiente gran tormenta, pero toda la evidencia indica esto: el calentamiento global está conduciendo al planeta a una era de lluvias más salvajes y peligrosas con consecuencias desastrosas y duraderas.
Los dados, dijo, están “mostrando ciertos números más a menudo” en la forma de clima extremo. ¿Cómo? Los gases de efecto invernadero que los humanos han soltado en la atmósfera han calentado el planeta y ahora se almacena tanta humedad en el aire que aumenta el riesgo de precipitaciones más extremas.
Un estudio de más de 6500 ciclones halló que las tormentas tropicales, en especial si caían con frecuencia, podían alterar de manera sustancial la trayectoria económica de un país. Los investigadores hallaron que, en los países afectados por tormentas, los ingresos nacionales no habían alcanzado su ritmo de crecimiento previo incluso quince años después de la catástrofe.
En promedio, las inundaciones y las tormentas han desplazado a casi 21 millones de personas al año a lo largo de la última década, de acuerdo con el Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno. Esa cantidad es tres veces el número de personas desplazadas por conflictos.
Sus pérdidas económicas también han aumentado drásticamente, con dos años récord en la última década en los que los daños superaron los 340.000 millones de dólares. La empresa dijo que 2017 fue “un llamado de alerta”.
En Estados Unidos, las fuertes precipitaciones en gran parte del país han aumentado “tanto en intensidad como en frecuencia desde 1901”, concluyó un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en 2017. Los aumentos más grandes se percibieron en el noreste.
NOAA también señaló que 2017 fue un año récord para las inundaciones de marea alta. Además, fue un año particularmente desastroso respecto de los huracanes, en parte debido al calentamiento del océano Atlántico, con seis grandes huracanes y vientos a velocidades de por lo menos 179 kilómetros por hora.
Anders Levermann, climatólogo de la Universidad Potsdam en Alemania, señala que es probable que el costo de no hacer nada sea considerable. El equipo de Levermann concluyó que tan solo las inundaciones de ríos darían como resultado pérdidas económicas de alrededor del 17 por ciento en todo el mundo durante los siguientes veinte años.
Lisa Goddard, directora del Instituto Internacional de Investigación en la Universidad de Columbia, comparó la atmósfera con “una esponja gigante” que se hace más pesada con la humedad y que, en algún momento, cuando el peso es demasiado, tiene que dejar que el agua comience a caer, por lo que hay lluvias intensas.
¿Están nuestras ciudades en México preparadas para este reto? Por lo que hemos visto durante esta temporada de lluvia está claro que no, así que se debe replantear el desarrollo Urbano dándole la prioridad que tiene a la gestión pluvial.