De nuevo la tormenta caída el jueves colapsó el sistema de drenaje de la ciudad, generando 163 “encharcamientos” y afectando numerosas vialidades. ¿No será el momento de plantearse nuevas soluciones para la gestión del agua de lluvia?
En estas últimas semanas está circulando una imagen en Facebook que hace un paralelo entre cómo estaba el DF en el época de Tenochtitlán y las zonas que se inundan en la actualidad. ¿Está recobrando su lecho el lago? Solo que alrededor ya no se desarrolla una zona chinamepera rica y próspera, más bien se observa, caos vial, asfalto y basura flotante. ¿Nos estaremos acostumbrando a los llamados coloquialmente “encharcamientos”? Que cada vez alcanzan zonas más amplias de la ciudad y de paso sea dicho, alturas mayores, por lo general entre los 30cm y 70cm, pero a veces incluso el metro y medio.
El Director de la Unidad Tormenta, Miguel Ricaño, explicó que “la lluvia del jueves 26 de julio, registró una intensidad de 45 milímetros por metro cuadrado, cifra con la que no se puede considerar que haya sido una precipitación atípica, sobre todo porque la temporada de lluvias está en curso”. Pero que sí tiene la capacidad de saturar el sistema de desalojo pluvial de la ciudad. Por su parte, Ramón Aguirre, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACM), aseguró que el drenaje de la capital soporta cargas de entre 20 y 30 milímetros, por lo que el desfogue de la lluvia de intensidades mayores como la del 26, se hace lento y ocasiona numerosos “encharcamientos”.
Como hemos visto en las últimas semanas, el drenaje profundo no está teniendo la capacidad suficiente para hacerle frente al enorme volumen de agua que escurre durante la época de lluvia en la ciudad. Y si tenemos en cuenta las declaraciones del Director de Conagua, el nuevo túnel emisor que estará funcionando en 2015, tampoco tendrá la capacidad suficiente para hacerse cargo de los escurrimientos pluviales que caen en la ciudad. Situación que cada vez empeora más, ya que se sigue asfaltando e impermeabilizando la zona urbana, al tiempo que se reducen las áreas verdes y de absorción.
En conclusión, pedir a la ciudadanía que no arroje basura a las calles, no será suficiente para evitar la saturación del drenaje. O buscamos soluciones eficientes o vamos a tener que utilizar canoas en la época de lluvia. Se requiere un cambio en la forma de hacer las cosas, recolectar el agua de lluvia y hacerla circular por los 116 km que tiene el drenaje profundo, para luego desalojarla en Hidalgo, no parece una solución muy eficiente, ya que tarde o temprano el sistema terminará saturándose en los puntos bajos y si hay más de una lluvia fuerte, se generarán más inundaciones. Esto tiene menos sentido si tiene en cuenta que a la ciudad le falta agua y de paso, que está sobre explotando sus acuíferos, lo que está ocasionando más problemas añadidos como las grietas y hundimientos.
Esta situación hace pensar en que se necesita gestionar el agua de lluvia, es fundamental aprovechar los escurrimientos en el sitio, antes de que se mezclen con el drenaje de aguas negras, para reutilizarla o para infiltrarla. Existe la tecnología, existen soluciones, pero se requiere un cambio de actitud por parte tanto de la sociedad, como de los gobernantes y el sector productivo. Estamos tirando y contaminando nuestra agua de lluvia, y esta se nos está devolviendo mezclada con las aguas negras. ¿El lago vuelve a su cauce, pero en qué condiciones? Algo huele mal.
