Está en proceso de construcción un sistema para evitar que corrientes de agua lleguen al Grijalva, desviando las avenidas producidas por la lluvia y reconduciéndolas a lagunas de retención. De esta forma se están tomando medidas de regulación para prevenir desastres.
El Instituto de Ingeniería de la UNAM diseñó este proyecto que tendrá una inversión de mil 100 millones de pesos y es parte del Programa Hídrico Integral de Tabasco (PHIT) de la Conagua.
Las obras Consisten en la construcción de tres canales, dos de ellos ya terminados, que desviarán las avenidas de agua, sin control de presas provenientes de la región de La Sierra hacia zonas lagunares y posteriormente al mar. Las obras contemplan también un vertedor de 500 metros de ancho cuya función será desacelerar el paso del agua para conducirla a otra laguna y un puente elevado.
El vertedor es el punto fundamental del proyecto, pues el agua provendrá desde una distancia de 25 kilómetros, donde se ubican los canales o escotaduras de El Censo y Sabanilla, que son los que iniciarán con el desvío de las crecidas del río de La Sierra hacia las lagunas Zapote I y Zapote II y Don Julián, para evitar su llegada, a través del Grijalva, a los malecones de Villahermosa.
Entre la zona lagunar de Los Zapotes y la de Don Julián, estimó Marco Antonio Parra Cota, coordinador del PHIT de Conagua, hay una superficie de 13 mil hectáreas y es capaz de soportar hasta 420 millones de metros cúbicos de agua, por lo que se considera una gigantesca zona de alivio.
Después del vertedor, a lo largo de otros 10 kilómetros estará un canal con bordos de protección, uno de ellos para el aeropuerto internacional, con el fin de culminar la desviación hacia la laguna Don Julián que, en caso de saturarse, el agua llegaría a otra zona lagunar, Los Chilapas, y de ahí, al mar, agregó el director de la Gerencia Local de la Conagua, Jorge Octavio Mijangos.
El cual destacó que “las escotaduras (canales) que se están haciendo es una nueva estrategia para evitar que una población se inunde sin tener que hacer más presas o tener que afectar tierras cultivables en lugares donde hay avenidas de agua tan importantes, como lo es el río de La Sierra o el Grijalva, aguas abajo”, destacó.
La capital del edén tabasqueño, además del Grijalva, está expuesta al peligro de inundación por el lado del Río Carrizal, que recibe parte de los desfogues de la presa Peñitas y donde la estrategia instrumentada por la Conagua, a partir del 2010, ha sido desviar un mayor volumen de esas descargas al río Samaria, todavía a los municipios de Nacajuca y Cunduacán. En esa zona, con poblaciones indígenas, la Conagua estudia también la posibilidad de abrir un canal para sacar el agua al mar, a lo largo de 20 kilómetros.
Fuente: Reforma/ Carlos Marí
Estas obras demuestran que se pueden aplicar en México soluciones para detener el exceso de agua producido por la lluvia de forma controlada, cómo se ha hecho en otros países. Ahora el siguiente paso es aprovechar el líquido para evitar futuros problemas de abasto. Medidas que también se pueden utilizar en el Valle de México.