Su legado, transformó la forma de entender la infraestructura urbana, buscado restablecer los espacios vivos para volver a traer y retener el agua.
Menos tubos, canales, menos concreto y bombas. En su lugar recuperar los parques y la capacidad de absorción del suelo, humedales construidos para limpiar el agua, pavimentos permeables, jardines de lluvia, corredores verdes que funcionan como sistemas vivos para absorber lluvia, mitigar inundaciones y recargar acuíferos.
Kongjian Yu se inspiró en las tradiciones agrícolas para su propuesta de “ciudades esponja“ para que por medio de la restauración ambiental ofrecer soluciones de adaptación al cambio climático. La idea central del concepto es desarrollar ciudades versátiles, que absorban el agua en vez de rechazarla, que la acumulen y puedan reciclarla en épocas secas o para usos como el riego. En lugar de canales rectos y de paredes de hormigón, busca recuperar y ampliar los cauces naturales de los ríos, además de la construcción de parques y estanques, que pueden retener el agua en épocas de lluvias intensas.
Su aporte tiene al menos tres grandes virtudes en este tiempo:
1) Protege vidas al reducir daños por inundaciones;
2) Mejora la calidad del ambiente urbano, reduciendo el efecto de isla de calor, mejorando la calidad del aire, promoviendo biodiversidad.
3) Ofrece soluciones resilientes, más económicas y con menos mantenimiento que la infraestructura gris tradicional.
Como señalan en un artículo de El País, Yu comparó las ciudades con las venas del cuerpo humano: “Han de ser flexibles para transportar mejor el líquido que contienen”. En la entrevista criticó la canalización del agua mediante tuberías, vías forradas de hormigón, presas, diques, porque con esta infraestructura “se lucha contra el agua, en vez de adaptarse a ella”.
Su concepto de “ciudades esponja” no solo cambió la planificación urbana en China, ya se aplica en más de 30 urbes también ha sido exportada a varios países. Su enfoqué se podrá aplicar en México, donde enfrentar inundaciones y sequías requiere aprender de la sabiduría del agua. Esta visión es urge en nuestras ciudades, que se enfrentan cada vez a lluvias más extremas, inundaciones, crecimiento urbano acelerado y sequías más intensas y prolongadas. Adoptar modelos de ciudad esponja permitirían repensar nuestras urbes: rehabilitar ríos y cauces naturales, rediseñar parques, recuperar humedales, para que no sólo sirvan de recreación que también permitan absorber e infiltrar el agua. Generar nuevas normativas y legislar para que los nuevos desarrollos incluyan drenaje sostenible, techos verdes, superficies permeables. Sobre todo, cambiar nuestra visión para dejar de ver el agua como un enemigo y comprender que es un recurso vivo.
La obra de Kongjian Yu es una semilla viva: cada gota retenida, cada parque que respira, cada ciudad que recupera su capacidad de permeabilidad son parte de su legado. Su visión se puede aplicar a México para convertir la adversidad climática en oportunidad, construyendo urbes que permitan al agua fluir regresando la vida. Su partida deja un vacío, pero también la inspiración de seguir construyendo urbes más resilientes, humanas y verdes que llame al agua y permitan que fluya la vida.