Especialistas y autoridades estiman que en la Ciudad de México se tiran al drenaje mil millones de m³ de agua de lluvia, más que la capacidad del Sistema Cutzamala, y exigen políticas públicas de captación.
Si se aprovechan de manera mínima el escurrimiento pluvial en techos de viviendas y edificios se tendría una gran cantidad de agua para diferentes usos no potables. Cada año se desaprovechan más del 90% del agua de lluvia que podría ser captada y utilizada.
Almacenar el escurrimiento pluvial permitiría que el agua sea utilizada para el inodoro, riego de jardines y limpieza de áreas comunes. En el caso de la industria podría aprovecharse para limpieza de superficies o procesos que no requieran agua potable. El recurso pluvial, tras un proceso de limpieza también podría ser aprovechado para recargar los acuíferos abatidos.
Durante los aproximadamente 45 días que llueve al año en el Distrito Federal en promedio, caen 733.8 milímetros de agua, que equivalen a mil 100 millones de metros cúbicos, según expertos del Sistema de Aguas de la Ciudad de México. El Sistema Cutzamala, que surte de agua a la zona metropolitana del DF, tiene capacidad para almacenar hasta 782 millones de metros cúbicos de líquido.
Según los especialistas, del total de lluvias en la Ciudad, el 30 % se evapora, 40% se va al acuífero, 20% se pierde en el drenaje y sólo 10% queda en sistemas ahorradores urbanos. Gran parte del líquido escurre por las calles generando inundaciones y saturando los drenajes, a la vez que arrastra contaminación hacia las fuentes naturales de agua.
Ramón Aguirre, director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, comentó que la cosecha de agua pluvial debe formar parte de un plan integral de ahorro, reciclaje y saneamiento del vital líquido, ya que por sí sola no es una alternativa constante de abasto.
El funcionario destacó que uno de los principales sitios en donde se puede aprovechar el recurso pluvial es la serranía del DF. Agregó que: “es muy importante conservar los bosques y recuperar el suelo erosionado para que la lluvia se infiltre al acuífero. Además, se debe intensificar el tratamiento de las aguas residuales (por ahora el DF cuenta con 25 plantas las cuales sanean casi el 10% del líquido que desecha la Ciudad), construir pozos de absorción en las colonias con suelo permeable y recargar artificialmente al acuífero, entre otras acciones”.
Por su parte, Antonio Gutiérrez Marcos, director de Agua Potable, Drenaje y Saneamiento, Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, de la Conagua, declaró que: “Las alternativas que debemos seguir impulsando son trabajar con pozos de absorción para la recarga del acuífero, el rescate de ríos, barrancas y la construcción de parques lineales hundidos donde se pueda instalar un sistema de captación de agua de lluvia y filtrarla al subsuelo”.
Por su parte, Luis Marín investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, recomendó al Gobierno del DF que, antes que extraer agua de pozos de 2 mil metros de profundidad o buscar el líquido en otras cuencas, debe impulsar políticas que intensifiquen la recolección de lluvia en escuelas, hospitales, viviendas y edificios públicos.
Las recientes reformas a la Ley de Aguas del DF, aprobadas en marzo, establecen que los nuevos desarrollos deben instalar sistemas captadores de agua pluvial, pero existe un vacío por la falta de reglamento, lo que deja al libre criterio del desarrollador instalar los sistemas.
Fuente: Reforma / Alejandro Ramos y Yaotzin Botello
Es muy interesante y prometedor ver que los funcionarios están declarando la importancia de aprovechar el escurrimiento pluvial. Sin embargo, deben pasar del discurso al hecho y promover leyes y políticas, que incentiven y apoyen la captación de agua de lluvia, así como exigir a los nuevos desarrollos que implementen estos sistemas a la vez que se demanda una mayor responsabilidad a las instalaciones en las que se está impermeabilizando el suelo que antes absorbía el agua de lluvia y no se está dando solución para el exceso de escurrimiento y la contaminación del arrastre. Ya se están declarando los primeros pasos, ahora se debe pasar de forma decidida a las acciones.